lunes

A propósito del fin

¿Cuantos se detienen a pensar en perdonar antes de que todo termine?


Un perdón a quien herimos, a quien no saludamos, al que odiamos, al que queremos. Un perdón al planeta, por el envenenamiento diario de sus aguas, de su aire, de su tierra. Un perdón a Dios por no estar cuando el quiere hablarnos. Un perdón a la mama que no escuchamos, al papa que siempre nos reta, al vecino que nunca nos habla, al verdulero que nos cobra de mas, al perro que ha estado todos sus años acompañando nos.

Y lo mas importante, un perdón a nosotros mismos.

Por el enojo que nos priva de bellos momentos, al llanto que humedece nuestro rostro y el animo de quien busca la manera de secarlo, a la risa que escuchamos del tercero que nos hace dudar de nosotros mismos.

¡A la duda!

Cuantas veces no dudamos de lo que hacemos, de lo que pensamos, y nos invade el miedo.

Miedo a no ser escuchados, a ser discriminados, a ser ultrajados, a mentir, finalmente a vivir.

Cuando la fecha halla pasado, y estemos en el mismo lugar de siempre, haber pedido perdón

fue un paso mas a la emancipación.

Cuando todo halla pasado, y no hicimos nada para romper las cadenas tendremos la misma sensacion de vacío, que buscara ser llenado con mas cuentos que los cuentistas o cuenteros estarán dispuestos a repetir.

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