La conquista de mi pueblo, de todos aquellos
jóvenes que tienen ganas de surgir para suplir
sus necesidades. Desean muchas y
ambiciosas cosas, tanto económica como
espiritualmente, pero en ni una de ellas
esta la libertad.
Los jóvenes conquistados, por anhelar
sobrevivir a un mundo
del cual no forman parte. Están ahí por el
solo hecho de estar.
Sin saber la razón por la cual se hayan ahí,
y sin ganas tampoco
de saberlo. Aun así tienen que sobrevivir.
Sobrevivir como lo
hace el profesional, el presidente, el pobre.
Miran al lado y
quieren ser mas que eso, quieren horizontes
mas amplios,
pero a que precio ? El precio de su libertad.
La libertad no es reusarse a un sistema, es
sentirse parte
de el y saber que tanto como yo y como el
que esta al lado
puede cambiar nuestro presente y aprender
de nuestro pasado.
Mi sociedad, y con quien comparto mi
existencia no desea
ser libre, no desea marcar un hito y formar
parte de la ideología
que no es mediocre, que desea una vida mas
justa y mas amena.
Mi sociedad esta marcada por nuestro pasado
sin saber que
se puede aprender de el y surgir como pueblo.
Mi sociedad vive
para si y para si mismo muere. Acepta su vida
y su destino, y si
tiene la posibilidad de echarle a alguien la culpa,
lo hace.
¿Por que siempre terminamos traicionados?
Porque nunca hemos
alzado nuestra voz tan alta, como para derrumbar
a nuestros enemigos.
Pero mientras haya alguien dispuesto a morir
por la libertad, habrá
alguien en un recóndito lugar de nuestra tierra
convencido, que la
muerte enorgullese a nuestro pueblo y nos da la
motivacion para
dejar atrás las conquistas y gobernar nuestra
libertad.
